Faltan menos de 30 días para las elecciones generales y la campaña electoral ha entrado en un camino sin retorno que es el uso del insulto y de las invectivas del peor gusto, como vaticinamos que ocurriría si no había una vocación democrática sólida de defender la democracia y no aspirar sólo a una curul o a un puesto remunerado en la administración pública.
Las expresiones de parte de los integrantes del equipo económico de Perú Posible –con honradas excepciones, afortunadamente– han destacado ayer por su mal gusto y poca oportunidad.
No ha sido un buen día para la democracia peruana, que necesita consolidarse y no pulverizarse, tarea esta última en la que parecen empeñados algunos personajes que denigran la palabra política.
Razón tiene por ello la candidata a la segunda vicepresidencia de Alianza Para el Gran Cambio, la mesurada joven Marisol Pérez Tello, quien hizo notar que una campaña electoral no la gana quien insulta más o primero al adversario, sino aquel que convence a la ciudadanía con argumentos de peso y le indica cómo hará para manejar la administración del país sin consecuencias negativas para la economía del peruano de a pie.
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